Por: José Ricardo Bautista Pamplona
Cantautor Nacional
Comunicador Social Periodista U.J.T.L.
Conmueve y reconforta saber que los aires tradicionales de la patria fueron los que se entonaron, por parte de la Orquesta Sinfónica de Colombia y los niños y jóvenes ex habitantes de la calle, para recibir con júbilo la visita a Colombia del Santo Padre. El Pasillo Acuarela, Yo me llamo cumbia, Carmentea, Brisas del Pamplonita y Colombia Tierra Querida, fueron entre otras las obras que escuchó el máximo jerarca de la iglesia católica en el mundo a su llegada a Colombia. Los unos interpretados de manera pomposa y majestuosa por la Orquesta Sinfónica de Colombia y luego, a su llegada a la que será su posada durante estos días en Bogotá, los niños de la Fundación Javier de Nicoló, que antes habitaban la calle y ahora entonan cantos de esperanzas, también interpretaron los aires del folclor con mezclas de hip hop y géneros urbanos.
Con esto queda demostrado una vez más que el arte y la cultura es el mejor vehículo para transmitir sentimientos y que no hay nada más fructífero y eficaz que la inversión del estado en los procesos artísticos y formativos para que la identidad sea revelada en todo su esplendor, como sucedió en esta ocasión.
Muy seguramente ésta seguirá siendo la constante en los demás recibimientos y en la bienvenida al jerarca de la iglesia en los demás destinos que están previstos en la agenda de la visita Papal y las arpas, los tiples, los cuatros, los capachos, las guitarras, las tamboras, los instrumentos vernáculos y los ritmos de la patria, se convertirán en mensajeros de paz, alegría y esperanza.
Justo homenaje también para los autores y compositores (Adolfo Mejía, Mario Gareña, Luis Ariel Rey, Elias M. Soto y Lucho Bermúdez) que construyeron estos acordes olvidados por los medios de comunicación pero revividos como hoy a la hora de mostrar al mundo la identidad y el orgullo del pueblo Colombiano…. Luego y como si estuviera vaticinado, seguimos escuchando los aires de Colombia en cada rincón bendecido con la presencia del Papa Francisco.
El Bambuco “Amo esta tierra” del colega y compositor Leonardo Laverde también sirvió de fondo para los mensajes de amor que trajo el Santo Padre, Los coros de la Orquesta Joven y Filarmónica de Colombia entregaron sus afinadas polifonías, los artistas ya consagrados se unieron en un colectivo artístico y musical para entregar sus voces y sus canciones con interpretaciones sentidas como la de Maiía, luego las arpas entrelazaron sus agudos sonidos con las sinfonías y la música de la tierra plana se posó en la sentida ceremonia como se posan las garzas en los copos de los arboles al atardecer.
En Medellín los aires nacionales fueron también el eco de esa identidad que quedó al descubierto y las gaitas, las tamboras al son de Currulaos, Cumbias, Mapalé y Bullerengue despidieron en un carnaval celestial al mensajero de la esperanza.
Cómo quisiéramos que Francisco nunca se hubiera ido para seguir escuchando la música nuestra y volver a sentir cada día el orgullo por la identidad y por nuestros aires nacionales, para volver a recordar a los grandes juglares que han quedado en el olvido y para volver a amar aquellas pequeñas cosas inspiradoras de tanta grandeza.
El Santo Padre lo recordó en sus sabias palabras pronunciadas en Medellín, invocando a San Agustín… “Nadie Ama lo que no conoce”. Que sigan airosos los sonidos de la patria para que… “no nos dejemos engañar y no nos dejemos robar la alegría y al esperanza”.
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